La Solana, 25 de marzo de 2012
Ahora escucho:
“Memories, light the corners of my mind. Misty watercolor memories of the way we were”.
Ésta, sin duda, es la canción de mi vida…
Con los años he ido aprendiendo a canalizar el río de mis emociones y he llegado a la conclusión de que lo que más feliz me hace es todo aquello que me llega en silencio y de manera simple, aquello que logro amar sin aferrarme…
A Dios le agradezco todas las experiencias que me ha proporcionado en cada etapa de mi vida y le agradezco inmensamente la capacidad de la que me ha dotado para poder vivirlas, sentirlas, disfrutarlas y llorarlas…
Y “amigo”, amigo ha sido la palabra que me ha acompañado en todo este proceso y proyecto de vida… He sido capaz de saborear esta palabra en todo su esplendor y en toda su agonía, de vivir por y para el amigo, de cerrar los ojos y adivinar el pensamiento de la persona querida, de recibir la mayor esperanza en una sonrisa y de saber aceptar el final y la separación en el camino…
Ahora escucho The way we were y se me agolpan todas las experiencias disfrutadas de cada emoción que Dios hizo nacer en mi. Sonrío ante la nostalgia de lo que se perdió en el camino y, sobretodo, por aquello que está aún por llegar…
Ayer recibí un regalo por todos estos años…, la mayor compensación de manos de alguien que ni lo sabe, del silencio de la mirada de sus ojos, del detalle, del tacto y del respeto más absoluto…, y fue sublime como en tantas ocasiones…, y he vuelto a sentirme vivo…
Y lo escribo porque emocionalmente puedo, porque este sentimiento no se puede adormecer y porque las palabras tienen el poder de guardar la pasión y la verdad vividas, porque hay gente que merece la pena esperarla y conocerla, y porque de esta manera soy muy feliz…
FRANCIS ALHAMBRA
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