La Solana, 25 de marzo de 2013
Lo abrazaba como si no existiera nada más…
Un niño perdonaba y pedía perdón a su padre, mientras el padre lo
abrazaba con el mismo propósito inundando la pantalla de un amor paternal que
nunca han proyectado sobre mí…
Era una escena, sólo una película, un drama de ésos que la gente menosprecia y que ponen en televisión para dormir la siesta…, un drama de los que la gente define como exagerado e irreal…, y qué gracia…, ese abrazo que vi en una imagen proyectada me devolvió a mi niñez y caí en la cuenta de los años que me siento huérfano…
El niño ha crecido y se ha hecho consciente de cómo ha sido utilizado
para propio interés del progenitor, sin remordimiento alguno y por obligación, cómo
ha entregado su juventud a un proyecto de familia que es sólo una fachada en el
que la cosecha se recoge para uno solo que no sabe compartir ni querer…
Mi madre falleció demasiado pronto, y aunque el nublado amenazaba
tempestad continuamente, ella era capaz de robar un destello al sol y devolver
la esperanza con su sonrisa…, murió en su empeño sin lograrlo…
El niño del abrazo se encontró con un padre que sabía amar, enseñar,
respetar y mirar con placer, al hijo, viéndose reflejado en él…, lo abrazaba
como si no existiera nada más que el propio hijo abrazado…, y por un instante
sentí la caricia y el deseo de ese abrazo imposible…
Y ahora, en las puertas de una nueva etapa familiar marcada por una
senectud prematura fruto de una opción egoísta, pesan aún más los malos
recuerdos, los condicionamientos y las hipocresías mientras intento sostenerme y no caer en este acantilado que me pone enfrente la
vida…
Hoy no sé cómo superar el desamor en el
que he sobrevivido tantos años, y las embestidas de las olas de una vida, que
no merezco, cargada de falsas obligaciones y responsabilidades que condicionan
mi vuelo y desarrollo, desde siempre…
Y me descubro en la intensidad del abrazo que sentí, en ese momento
que describo, porque yo sí podría amar y abrazar a un hijo sin temer ser una
prolongación de lo que no quiero ser…; sabiendo amar, enseñar, respetar, mirar,
cuidar, entregar…
Lo abrazaba como si no existiera nada más…,
¡qué grandeza, qué suerte, qué envidia!!!
FRANCIS ALHAMBRA
La vida transcurre entre luces y sombras...No dejes que las sobras nublen las luces...Tambien tu como tu madre puedes y eres capaz de robarle un destello al sol y devolver la esperanza a la vida con una sonrisa...Lo has demostrado en mas de una ocasion...
ResponderEliminarA veces aunque sea un sinsentido..., las sombras son quiza necesarias, para poder ver la luz...El sol está ahí...oculto por esas sombras pesadas, groseras, egoistas...pero por mucho que se empeñen...El sol el mas fuerte y desquebraja esas sombras...ofreciendo sus rayos aquellos que con su fuerza, valentia y valía en general, los cogen para iluminar la vida, la de ellos y la de los que estan alrededor...
Entiendo perfectamente tu dolor, sé lo que se siente anhelando un gesto de cariño que nunca llegó,admiro tu valentía para reconocer lo que ha sido y es una realidad en tu vida. Sólo te deseo paz y serenidad en estos momentos, que el rencor no haga mella en ti, porque eso no te haría bien ni a ti ni a los que estamos a tu alrededor.Pero no te preocupes encontraremos otros momentos en los que ahogar con vino o cerveza o mirando las estrellas esos sentimientos y al menos mientras duren nos olvidamos de todo lo demás. Un beso.
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