La Solana, 30 de agosto de 2015
Despegamos en Madrid y un rosario de ciudades, marcadas por una línea
parecida a un plano del metro, nos marcaba el proceso del viaje hasta el
destino; y fue al ver escrito la ciudad de Logroño en la pantalla cuando caí en
la cuenta de las estrecheces de miras y los objetivos integradores de los que
se adolece nuestra sociedad actual… Yo que soy curioso por naturaleza me
afanaba en mirar por la ventanilla para ver si era capaz de divisar la ciudad
mencionada, pero mi asombro y mi pensamiento me llevó a la certeza de que
cuando se toma perspectiva de las cosas todo se ve con otra dimensión…, Logroño
estaba allí…, seguramente…, aunque yo no la vi…, porque a esas alturas físicas
en las que mi cuerpo se encontraba (¡ay!, siempre he pensado que no es natural
volar…) sólo podía ver pueblos y campos en miniatura, no había carteles como en
las autovías (“bienvenidos a La Rioja”) ni nada por el estilo…; sólo había
tierra, montañas, embalses, carreteras…, no había personas con ese afán de
separarnos y dividirnos con fronteras dentro y fuera de nuestro país, o con
ideologías que excluyen y rechazan a los que no se alinean con ellos…
Y de vuelta, al mirar la cabina del avión…, ésta solo estaba llena de
personas con mil historias cada una pero con un objetivo común en la mente…,
aterrizar…
A esas alturas no hay diferencia entre La Rioja y Castilla, ni
Cataluña, ni Francia, etc…, todo es una masa de tierra en la que se sostienen
millones de personas que lo que deseamos es vivir en paz, sobrevivir a la
enfermedad, al desempleo, al desamor…, a tantas inseguridades y peligros que
nos aguardan a cada persona a lo largo de nuestra existencia…
Temo con espanto cada barbaridad que escucho a muchos ideólogos
demagogos, actuales, que nos contaminan y envenenan desde cada ventana al
cierzo (que es la televisión) que preside un lugar de honor en cada casa…, no
olvidemos que todos los conflictos y grandes sufrimientos de la humanidad han
sido y son procreados por el tipo de personas radicales que son capaces de
enfrentar a unos contra otros (y eso ocurre desde las relaciones entre países
hasta el mínimo grupo de personas)…
Ahora cualquiera puede difamar o realizar apología de cualquier
aberración y no pasa nada…
Hay demasiada hipocresía en los discursos que no conocen de amor al
prójimo cuando se ensalza a unos machacando a otros… Resulta que estamos en un
estado de Derecho pero se discrimina con una facilidad terrible los valores de
tolerancia y democracia que nos han hecho avanzar en un proyecto común que
ahora parece que nos intenta separar por territorios o por izquierdas o
derechas, o por el conmigo o contra mí…
Insisto en que falta mucha perspectiva de miras en nuestra sociedad
para saber aterrizar en las necesidades reales de las personas porque, desde
luego, a casi 900 Km por hora, más de 8.000 metros de altura y 45 grados
centígrados bajo cero todos pensamos en lo mismo…, sobrevivir.
FRANCIS ALHAMBRA
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