La Solana, 7 de diciembre de 2011
Y el recuerdo se hace más feroz en estos días primeros de diciembre.
Han pasado casi catorce años y, con tan sólo cerrar los ojos, puedo escuchar su voz y las toses que tanto dificultaban su respiración, puedo oler el frío y la soledad del miedo acechando la esperanza que se consumía aceleradamente, y puedo sentir el dolor más inmenso que me ha sacudido en mi vida, el suyo y el mío a la vez.
La casa vestida con un orden ficticio esperando un desenlace; yo enfrentado a decisiones impensables y a una madurez aceptada que me superaba…; y una tristeza honda y oscura, inevitable, porque me sabía en un punto de no retorno imposible de regresar…
Recuerdo su última mirada en mi mirada y mis manos en sus manos...
Y recuerdo todo el amor derramado y entregado en un instante…, el último…, en silencio…, y cómo se escapaba su vida…, y como se me arrancaba algo del alma…
Y lloro por todo lo que nos hemos perdido y por todo aquello que hubiésemos sido capaces de crear…
Madre, han pasado casi catorce años ya…, y no se me ha borrado ni tu mirada ni tu sonrisa…, ese reflejo de ti impregnado en toda mi persona y que hará que nunca te olvide…
Este recuerdo tan feroz, que quema mis entrañas, me une más a ti…
FRANCIS ALHAMBRA MORENO
Y el recuerdo se hace más feroz en estos días primeros de diciembre.
Han pasado casi catorce años y, con tan sólo cerrar los ojos, puedo escuchar su voz y las toses que tanto dificultaban su respiración, puedo oler el frío y la soledad del miedo acechando la esperanza que se consumía aceleradamente, y puedo sentir el dolor más inmenso que me ha sacudido en mi vida, el suyo y el mío a la vez.
La casa vestida con un orden ficticio esperando un desenlace; yo enfrentado a decisiones impensables y a una madurez aceptada que me superaba…; y una tristeza honda y oscura, inevitable, porque me sabía en un punto de no retorno imposible de regresar…
Recuerdo su última mirada en mi mirada y mis manos en sus manos...
Y recuerdo todo el amor derramado y entregado en un instante…, el último…, en silencio…, y cómo se escapaba su vida…, y como se me arrancaba algo del alma…
Y lloro por todo lo que nos hemos perdido y por todo aquello que hubiésemos sido capaces de crear…
Madre, han pasado casi catorce años ya…, y no se me ha borrado ni tu mirada ni tu sonrisa…, ese reflejo de ti impregnado en toda mi persona y que hará que nunca te olvide…
Este recuerdo tan feroz, que quema mis entrañas, me une más a ti…
FRANCIS ALHAMBRA MORENO
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